He tenido la suerte. No sólo de aterrizar en Seúl el 4 de Mayo sino de tener el hotel en la misma avenida donde se ha hecho el festival (en la zona de Jongno). El día siguiente, 5 de Mayo, es el Día del Niño que es festivo (así como el lunes según me cuentan).
Todo el tráfico cortado, cientos de sillas de plástico, cámaras e incluso escenarios con programas de TV en directo.
Mucha expectación para los cientos de participantes y probablemente miles de espectadores a lo largo de todo ese recorrido.
Carrozas, bailes, danzas, música y muchos farolillos para iluminar la tarde-noche. Para los extranjeros como yo que no sabíamos muy bien de qué iba hemos quedado boquiabiertos con la magnitud del evento. El río de participantes llegaba hasta donde alcanza la vista. No pude ver realmente el final. Me fui al hotel después de un buen rato caminando a contra corriente y la gente continuaba viniendo.
Primero algo para coger fuerzas
Estoy convencido que tienes pasartelo brutal.
Tuve algunas experiéncias sobre hacer viajes. Hace cinco anyos, en Melbourne. En Mosú, hace 10, i en Ucraina hace 18 anyos. I también fue brutal.
Viajar es maravilloso. I me encanta. pero las obligaciones mandan.
Por eso te sigo, gràcies per Tú blog.
Saludos.
¡Gracias Francisco! De momento todo muy bien, no me puedo quejar.
Como bien dices viajar es maravilloso pero no se puede hacer siempre.
Nunca he estado ni en Melbourne, ni en Moscú, ni en Ucrania. QUizás algún día.
Un saludo!